Uno de esos días en los que
tu mente anda divagando en el pasado fluyen recuerdos, imágenes grabadas en la
mente. De pronto me transporto en el tiempo y me veo frente a la tienda de tío
Joaquín Ortega, dicho despacho
estaba ubicado a un costado enfrente del que fuera Jardín de Niños “Claudio
Mendoza” hace unos 40 y tantos años. Lo recuerdo vendiendo unos refresquitos
llamados romanitos, que ya vacíos los llenaba nuevamente con tepache casero, ¡me
gustaba tanto ir a su changarro y comprarle!; en ocasiones nos lo regalaba me
gustaba observar como tocaba el clarinete, tío Joaquín fue profesor de música
por nota. Esto lo sé escuchando de
boca de la gente que supo de su trabajo. Tío Joaquín fue primo de mi papá
(Héctor Ortega Ojeda), seguramente muchos de los que leen este escrito, que
tienen mi edad, se acuerdan de las hermanas de tío Joaquín: Guillermina Ortega
y Ofelia Ortega la primera que cada domingo ponía la lotería en el Kiosco del
pueblo …¡y qué decir de los días de feria!, siempre se escuchaba: ¡laaa rosa!, ¡eel
nopal!, ¡laaa bota!, ¡eeel corazón!,
laaa sandia y: ¡lotería!; te ganabas un obsequio ó tal vez otra
oportunidad de jugar.
Tía Guiller, era una de esas mujeres que a pesar de su edad siempre
le gustaba estar presentable. Parece que estoy viéndola delgada con sus
chapitas, sus trencitas largas, blancas y dobladas hacia atrás; siempre
maquillada, con labial rojo carmesí. Fue una de las personas de esas que no se
olvidan y vivirán no sólo en mi recuerdo, porque así como yo, hubo muchos niños
y adultos que alegraron un poco su existencia con el juego de la lotería.
A tía Fella la veo en mi memoria caminando con dificultad y cargada
en la cabeza su canasta al estilo tehuano. Segunda hermana de tío Joaquín, se
dedicaba a recorrer el pueblo vendiendo longaniza de cerdo. La preparaba
exquisita, madre soltera y con obligación de mantener a su hija.
Claro está que la
gente nueva que ha llegado desde otros lugares no se interesa por investigar,
por saber sobre personas de antaño.
Gente de nuestro pueblo muerta desde hace muchos años. Desafortunadamente
no hay historia grafica o al menos no la sé. Tío Joaquín aparte de ser músico
fue el primero que se dedicó al negocio de venta y preparación de chicharrones
prensados, persona muy querida: fue padre de otro músico igualmente apreciado
muerto también; Moisés tocaba el saxofón, todos le decíamos tío Moy, le gustaba
hacer dibujos, caricaturas de personajes del momento, así como calaveras de
amigos y anécdotas, se dedicaba al arreglo de aparatos electrónicos. Como buen
mexicano se tomaba sus copitas ¿y quién no?, a mí también me agrada el vino,
todos en algún momento tenemos la curiosidad de probar el licor.
A los ocho años (pequeña aún), me acuerdo de don Emilio Rodríguez
que le decían el tío Cuachy. Nos mandaban a comprar a su carnicería que le hacía
la competencia a Tío Joaquín. Siempre tenían clientela de todos los
alrededores, los dos preparaban los chicharrones muy buenos y cada tercer día
eran muy buscados, mataban un cerdito para vender en el pueblo. Lo que no les
he contado es que era el punto de reunión de varias personas de Teteles que de
esa manera fraguaban formas de emprender y actualizar trámites que
transformaran a nuestro municipio. Una especie de consejo ciudadano para
mejoras de beneficio a nuestra población; al mismo tiempo esto les
proporcionaba una forma de convivencia disfrutando de una rica botana o
simplemente un rato de plática. Lauro, Agustín, Carlos, Nicolás, Alejandro y
algunos otros que en este instante no recuerdo sus nombres.
Es triste sentir
como el tiempo pasa y se lleva a la gente, las buenas obras y hasta los buenos
recuerdos: en un tiempo más también nosotros formaremos parte del ayer, algún
día en el futuro quizá alguien valore el tiempo de nuestra vida.
¿Qué gano con este texto? …Mi propósito es no olvidar a las personas
que de alguna manera han colaborado en el enriquecimiento de nuestro municipio.
Hablo de gente que está en mi memoria pero también en mi corazón, porque son
gente conocida y de mi familia. Sé que mientras hablemos de ellos y permanezcan
los recuerdos: ¡seguirán viviendo!
Nombre: C. Nora Ivón Ortega
González.
12/06/2012
Biblioteca : Guadalupe Martínez Ortega
Ciudad: Tételes de Ávila
Castillo, Puebla