miércoles, 18 de septiembre de 2013

“Amor mío, amor nuestro”

De la nueva generación: 


Eres transparente. Tu sentido, tu extrañeza.
Como mi molestia bendita, mi dolor sin sitio.
Eres mi pizarra sin letras ni oraciones, sin insignias, sin líneas.
Como un gran diamante, mi diamante en bruto.

Eres esa hoja en blanco donde suelo escribir a diario.
Como mi reliquia sagrada, también mi lugar y mi tiempo.
Eres mi amanecer y mi ocaso. Mi melodía e instrumento.
Como un gran acertijo, mi acertijo sin ser resuelto.

Eres como mi hora predilecta de la mañana, único.
Como la letra de mi preludio favorito. Mi mar y mi cielo.
Eres la vigilia y el color de mis auroras. Mi ritmo y compás.
Como una figura sin igualdad, amado ser escaleno.

Y aquí estamos, sentados en la misma banca,
tomados de la mano, mirándonos fijamente.
Tú ves mi rostro, yo veo tu corazón. Y el día es perfecto.
Y todo es raro como estas palabras.

Mi voz te invoca proclamándote mío una vez más.
Porque tú eres mi brújula y yo tu dirección.
Un par de cómplices de tiempos sin tiempo.

Somos slo uno. Dos almas sin cuerpo,
amantes del invierno, hijos de la locura.
Niños y poetas. Somos más que nuestros.

Itzel Rosas Caballero
Pececito de oro

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