viernes, 23 de noviembre de 2012

No te vayas


-¡No, no te vayas!-
 -Lo siento creo que es lo mejor el darnos un tiempo.
-¿Regresarás?
-Sí, esto es sólo por un tiempo; necesitamos darnos cuenta lo que en realidad sentimos el uno por el otro.
 –Pero yo te amo.
-¿Segura?
–Sí, segura.
–Se acerca el tren, tengo que irme.
–Te estaré esperando siempre, ¡te amooooooooooooooooo!
Joshua subió y tomó asiento, recargó su cabeza en el respaldo y una lágrima rodó por su mejilla; a lo lejos oyó que Ileana le gritaba algo que no entendió.
El tren avanzaba lentamente y Joshua trataba de encontrar algún motivo por el que Ileana se había portado tan distante los últimos días y había tenido que viajar mucho, ¿será que iría a ver a alguien más? , ¿Que ya no sentía nada por él y no sabía cómo decírselo? ¿Porqué unos meses atrás todo era tan hermoso y ahora tenían que separarse?
Todo había sido tan perfecto, en el año que llevaban juntos. Recordó el día que llegó a visitar a su abuela; tenía muchos años sin verla y al tocar la puerta, se topó con la mirada de Ileana, quien en ese momento estaba con su abuela ya que era su vecina y casi todas las tardes la visitaba para leer o platicar con ella. Al verla, Joshua se quedó enamorado de su carita tan angelical,- fue amor a primera vista-, le dijo Ileana, cuando él le declaró su amor. La semana que se quedaría con la abuela se convirtió en un año, un año que le pareció un día.
Recordó aquellas tardes tan maravillosas que pasaban juntos, tomados de la mano y corriendo sobre el pastizal, sonriendo felices, tirarse sobre la hierba; y aquella tarde, cuando el sol se ocultaba como sabiendo que era su cómplice para que su amor culminara, con ella entre sus brazos, entregándole su virginidad y sellando su pacto de amor. Todo parecía un sueño. Sacó de su bolsillo un anillo, suspiró profundamente  y pensó ¡hubiéramos sido tan felices! De pronto, recordó la ultima frase que alcanzó a oír cuando salía el tren, -Tu maletín, revisa tu maletín.
Alzó su maletín, lo abrió desesperadamente y vió un sobre y un zapatito de bebé tejido; abrió el sobre y decía: ¡Felicidades, vas a ser papá! Sus ojos se llenaron de lágrimas y dijo muy contento -¡Ahora entiendo, ahora entiendo! Ésas salidas claro, en el pueblo no hay doctor, ése desgano ¡ah!, por eso ya no comía igual,   ja, ja,já, y yo pensando que ya no me quería ¡pobre!, por eso quería que me quedara hasta mi cumpleaños, de seguro ése era mi regalo.
En la próxima parada me bajaré y ahora yo le daré la sorpresa ¡qué tonto, qué tonto! Pensar que no me quería  ja, ja,ja,ja,ja,ja. De pronto, se oye un rechinar muy fuerte….
Un tren yace descarrilado a un lado de los rieles, .acostado sobre la hierba en medio de un silencio absoluto en el campo. Ningún pasajero ha reaccionado, aún nada se mueve, solo un conejo mordisquea unos renuevos de alfalfa, a unos centímetros del furgón de lujo.

3 comentarios:

  1. La mejor forma de expresar lo que sientes es mediante la escritura.......linda historia

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  2. Sí la escritura es un arma y un instrumento y un alimento y muchas otras cosas.

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  3. Gracias! Zkarlett, asi es la escritura te permite ser tu en muchas facetas y conocer cada rincon del lugar que desees conocer.

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