viernes, 7 de diciembre de 2012

NO HEMOS VUELTO A VIAJAR EN TREN



Alberto Olarte, junto con un grupo de amigos están llegando a la estación de ferrocarril y desde el primer momento su mente se encuentra fascinada:  es increíble, fantástico, espectacular,  contemplar la  llegada a  la estación, del tren pullman que los llevará en recorrido visitando varias ciudades importantes del país, Alberto, Oscar, Miguel, Alejandro y Enok bajaron del taxi que los condujo por la ciudad hasta llegar a la estación;  saboreando anticipadamente de esta  gran aventura, la salida del tren es a las veinte horas a través  de grandes llanuras, miles de kilómetros de extensiones de tierra, hasta llegar a un punto clave, nuestro destino: es un secreto porque nadie de los pasajeros , ni  Alberto ni sus amigos  lo saben, con los ojos absortos en la exquisita decoración de esos vagones o furgones la delicada forma que ambienta el interior de esta enorme estructura de metal que  vista por dentro sugiere el gusto por agradar al pasajero dándole la impresión de estar en casa, los furgones  del tren están catalogados como los mejores con los que cuenta este transporte; está programado el recorrido durante aproximadamente ocho  días.  

Gente y familiares  ahí reunidos  para despedirles e iniciar el viaje Alberto y sus amigos  si me refiero a Oscar, Miguel, Alejandro y Enok están ahí emocionados conversando animadamente de esta manera disimulan ese molesto cosquilleo que tienen  en la boca del estómago generador de miedo, el tren es impresionante, riesgoso lo sabemos todos;  y no solo en tren, cualquier tipo de transporte y aun cuando se ha planeado se percibe la incertidumbre de cualquier tipo de  viaje.

Hace mucho  tiempo que no hemos  vuelto a viajar en tren, −pensaba Alberto− ahora cuando la añoranza llega a mi interior cierro los ojos y revivo la primera vez que viaje en tren, aquel que yo recuerdo sólo contaba con cuatro o cinco vagones de pasajeros; lo veía tan grande como pequeños éramos nosotros y como en todo siempre hay primera, segunda y tercera clase después de casi veinte  años  puedo decir que ahora puedo pagar por viajar en primera clase.

Alberto y sus amigos  Oscar, Miguel, Alejandro, Enok  disfrutan del viaje en lujosa suite, que les fue asignada entraron en esta agradable casa rodante en la que cuentan con unas literas replegables, que a su vez sirven para sentarse y hacen la función de camas, pensaríamos que son incomodas  pero a decir verdad están bastante bien, sillas, una mesa, alfombras una mini-sala en ese preciso instante se escucha el pitar del silbato anunciando que la máquina de hierro está por avanzar dirigiéndose en primer lugar a la ciudad de Guadalajara, el  tren inicia  poco a poco con movimiento acompasado  obligando a  Oscar ,Miguel, Alejandro y Enok a caer sentados en la sala, al rato se levantan se dan vuelta, visualizan una puerta en donde suponen se encuentra el baño,  en su mínima expresión, pero con todo lo necesario para tomar un confortable baño, la habitación también está provista de lo indispensable;  −Alberto− pensó en voz alta  tenemos las comodidades de una casa enseguida les informa a sus amigos  voy en  busca de la maleta en donde llevó mis artículos personales:   peine, desodorante, rasuradora, loción, espejo, cepillo de dientes, etc., también un mini-botiquín en el que tenemos medicamentos prioritarios como analgésicos, banditas,  ungüentos para las quemaduras piel  expuesta al sol así como las picaduras de insectos.

No siempre viajo,  cuando lo hago con solo dos maletas y espero no extraviarlas en este viaje: anteriormente me ha sucedido en el subir y bajar han encontrado nuevos dueños siendo imposible recuperarlas; repentinamente fija la vista hacia un extremo de la ventana la  cabeza apoyada en una de las barras admirando el paisaje del  lugar que se extiende hasta donde alcanza la vista, totalmente absorto en los bellos paisajes del territorio que estamos cruzando en este momento.

El tren es un medio de transporte que hoy en día, es poco común, es como retroceder en el tiempo;  a  las películas del lejano oeste, en donde la imaginación puede viajar hasta el grado de sentirse uno de esos personajes atrevidos que suben al tren y lo asaltan sin consideración alguna: atreverse a ser libres a volar como aves sin restricción sintiendo en la cara el viento y el cielo infinito como único testigo de esa libertad.
Entre los pasajeros  se encuentran algunos buscando una aventura amorosa, si tienen éxito lo llamaran el tren del amor, hay quienes buscan la manera de distraerse y descargar sus penas generalmente ingiriendo alcohol pensando que de esa manera se olvidan de sus problemas , entonces vivir no tendría sentido si tu voluntad está muerta en vida.

Entonces Alberto, Oscar, Miguel, Alejandro y Enok sienten un brutal tirón que los hace rodar por el suelo ,Miguel, Alejandro y Enok  estaban tan distraídos que fueron a dar contra los hierros  descubiertos  y cayendo sobre ellos como bultos de papas  al instante   brota de su cabeza un chorro de sangre,  quien lo dijera que el día anterior estaban tan emocionados de ir en ese tren, ellos nunca se imaginaron ni sabrían que había pasado,  ¿Por qué?  No volverían a ver la luz del día ese tirón no fue más que el presagio de la desgracia  Alberto y Oscar yacen también inconscientes en el suelo Alberto con un brazo roto y Oscar con una pierna rota pero aparentemente vivos.  

El  tren yace descarrilado a un lado de los rieles. Acostado sobre la hierba en medio de un silencio absoluto del campo. Ningún pasajero ha reaccionado aún nada se mueve, sólo un conejo mordisquea  unos renuevos de alfalfa a unos centímetros del furgón de lujo.


NORA IVÒN ORTEGA GONZÀLEZ.         
FECHA : 26/11/2012
PEZ DE ORO
BIBLIOTECA:   GUADALUPE  MARTÍNEZ  ORTEGA
CIUDAD:         TETELES DE ÁVILA CASTILLO, PUEBLA

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