Alberto
Olarte, junto con un grupo de amigos están llegando a la estación de
ferrocarril y desde el primer momento su mente se encuentra fascinada: es increíble, fantástico, espectacular, contemplar la llegada a la estación, del tren pullman que los llevará en
recorrido visitando varias ciudades importantes del país, Alberto, Oscar, Miguel,
Alejandro y Enok bajaron del taxi que los condujo por la ciudad hasta llegar a
la estación; saboreando anticipadamente
de esta gran aventura, la salida del
tren es a las veinte horas a través de grandes
llanuras, miles de kilómetros de extensiones de tierra, hasta llegar a un punto
clave, nuestro destino: es un secreto porque nadie de los pasajeros , ni Alberto ni sus amigos lo saben, con los ojos absortos en la
exquisita decoración de esos vagones o furgones la delicada forma que ambienta
el interior de esta enorme estructura de metal que vista por dentro sugiere el gusto por agradar
al pasajero dándole la impresión de estar en casa, los furgones del tren están catalogados como los mejores
con los que cuenta este transporte; está programado el recorrido durante aproximadamente
ocho días.
Gente y familiares ahí reunidos para despedirles e iniciar el viaje Alberto y
sus amigos si me refiero a Oscar, Miguel,
Alejandro y Enok están ahí emocionados conversando animadamente de esta manera disimulan
ese molesto cosquilleo que tienen en la
boca del estómago generador de miedo, el tren es impresionante, riesgoso lo
sabemos todos; y no solo en tren,
cualquier tipo de transporte y aun cuando se ha planeado se percibe la
incertidumbre de cualquier tipo de viaje.
Hace mucho tiempo que no hemos vuelto a viajar en tren, −pensaba Alberto− ahora
cuando la añoranza llega a mi interior cierro los ojos y revivo la primera vez
que viaje en tren, aquel que yo recuerdo sólo contaba con cuatro o cinco
vagones de pasajeros; lo veía tan grande como pequeños éramos nosotros y como en
todo siempre hay primera, segunda y tercera clase después de casi veinte años puedo decir que ahora puedo pagar por viajar
en primera clase.
Alberto y sus amigos Oscar, Miguel, Alejandro, Enok disfrutan del viaje en lujosa suite, que les
fue asignada entraron en esta agradable casa rodante en la que cuentan con unas
literas replegables, que a su vez sirven para sentarse y hacen la función de camas,
pensaríamos que son incomodas pero a
decir verdad están bastante bien, sillas, una mesa, alfombras una mini-sala en
ese preciso instante se escucha el pitar del silbato anunciando que la máquina
de hierro está por avanzar dirigiéndose en primer lugar a la ciudad de
Guadalajara, el tren inicia poco a poco con movimiento acompasado obligando a
Oscar ,Miguel, Alejandro y Enok a caer sentados en la sala, al rato se
levantan se dan vuelta, visualizan una puerta en donde suponen se encuentra el
baño, en su mínima expresión, pero con
todo lo necesario para tomar un confortable baño, la habitación también está
provista de lo indispensable; −Alberto−
pensó en voz alta tenemos las
comodidades de una casa enseguida les informa a sus amigos voy en busca de la maleta en donde llevó mis
artículos personales: peine, desodorante,
rasuradora, loción, espejo, cepillo de dientes, etc., también un mini-botiquín
en el que tenemos medicamentos prioritarios como analgésicos, banditas, ungüentos para las quemaduras piel expuesta al sol así como las picaduras de
insectos.
No siempre viajo, cuando lo hago con solo dos maletas y espero
no extraviarlas en este viaje: anteriormente me ha sucedido en el subir y bajar
han encontrado nuevos dueños siendo imposible recuperarlas; repentinamente fija
la vista hacia un extremo de la ventana la cabeza apoyada en una de las barras admirando
el paisaje del lugar que se extiende hasta
donde alcanza la vista, totalmente absorto en los bellos paisajes del
territorio que estamos cruzando en este momento.
El tren es un medio de transporte que hoy en
día, es poco común, es como retroceder en el tiempo; a las
películas del lejano oeste, en donde la imaginación puede viajar hasta el grado
de sentirse uno de esos personajes atrevidos que suben al tren y lo asaltan sin
consideración alguna: atreverse a ser libres a volar como aves sin restricción
sintiendo en la cara el viento y el cielo infinito como único testigo de esa
libertad.
Entre los pasajeros se encuentran algunos buscando una aventura
amorosa, si tienen éxito lo llamaran el tren del amor, hay quienes buscan la
manera de distraerse y descargar sus penas generalmente ingiriendo alcohol
pensando que de esa manera se olvidan de sus problemas , entonces vivir no
tendría sentido si tu voluntad está muerta en vida.
Entonces Alberto, Oscar, Miguel, Alejandro y
Enok sienten un brutal tirón que los hace rodar por el suelo ,Miguel, Alejandro
y Enok estaban tan distraídos que fueron
a dar contra los hierros descubiertos y cayendo sobre ellos como bultos de papas al instante brota de
su cabeza un chorro de sangre, quien lo
dijera que el día anterior estaban tan emocionados de ir en ese tren, ellos
nunca se imaginaron ni sabrían que había pasado, ¿Por qué?
No volverían a ver la luz del día ese tirón no fue más que el presagio
de la desgracia Alberto y Oscar yacen
también inconscientes en el suelo Alberto con un brazo roto y Oscar con una
pierna rota pero aparentemente vivos.
El tren yace descarrilado a un lado de los
rieles. Acostado sobre la hierba en medio de un silencio absoluto del campo. Ningún
pasajero ha reaccionado aún nada se mueve, sólo un conejo mordisquea unos renuevos de alfalfa a unos centímetros
del furgón de lujo.
NORA
IVÒN ORTEGA GONZÀLEZ.
FECHA :
26/11/2012
PEZ DE ORO
BIBLIOTECA:
GUADALUPE MARTÍNEZ ORTEGA
CIUDAD:
TETELES DE ÁVILA CASTILLO, PUEBLA
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