martes, 18 de diciembre de 2012

Cómo perdonar



Autor: Jean Monbourquette

 ¿Alguna vez has  perdonado?  o  ¿Alguna vez has  pedido perdón?

Cómo perdonar es un libro que me encantó porque en el descubrí la verdad sobre algo que me preocupaba, y es ésa palabra tan difícil de pronunciar: perdón. Es una palabra tan corta y suena tan bien que para muchos sería fácil decirla, pero el saber qué significa, es mucho mejor. El perdonar a alguien o el pedir perdón, es algo que se aprende en este libro; algo que también leí es que no es lo mismo perdonar que olvidar.

¿A quién se dirige el perdón? Es alguien a quien tenemos que detectar primero, porque existen diferentes tipos de personas a las que podemos perdonar, por ejemplo algún familiar, amigos, extraños e incluso, a uno mismo.

Pues bueno, yo los invito a que lean este libro porque muchas veces no sabemos cómo pedir perdón o cómo perdonar a alguien que nos ha herido o incluso, perdonar a aquella persona que nos ofendió en la calle por cualquier cosa. Pero lo que más me gusto de este libro es que te da diferentes expectativas de lo que es el perdón. Y sí, yo aprendí a perdonar de corazón y no sólo con palabras.

Celia Hernández López

viernes, 14 de diciembre de 2012

El mejor truco del abuelo



Autor. Dwight Holden

El libro trata de que una niña iba a ir a casa de su abuelo y jugaba a ir de pesca pero le enseñó el mejor truco que él podía hacer, el cual era que se desaparecía. Entonces, el abuelo se enfermó  porque ya estaba muy viejo, así que se fue al hospital.  

La niña llegó al hospital y lo buscó debajo de las camillas y en todas partes y no lo encontró;  luego vio que todos estaban llorando y sus papás le decían que ya había muerto su abuelo.  Ella no lo creyó y le dijo a su papá que él había desaparecido; ella nunca abrió la caja donde estaba muerto su abuelo y allí fue cuando buscó en el último lugar donde pescaron y no estaba.

Fue  entonces cuando la niña le creyó a su papá y lloró  por haber perdido a su abuelito.

Ayelen Olivares Hernández

UN VIAJE A LA ETERNIDAD



Una mañana en el pueblo de San Vicente, se encontraba un joven muy inteligente de nombre David, listo para abordar el tren de las diez de la mañana y así poder buscar un empleo en la capital, en la bella ciudad de Morelia.

Después de un largo andar, logró encontrar su primer trabajo en la casa de la familia Espíndola; allí conoció a una hermosa joven, Camila, hija del dueño. Un día, se encontraron en la cocina; David vio el rostro tierno de Camila, lo miró a los ojos y salió rápidamente de la cocina, por que sentía que el corazón se le salía del pecho.

Una tarde, caminando por el parque observaba de lejos a David, se acercó y se armó de valor para iniciar una charla. Así pasaron varias semanas y empezó a nacer un bello sentimiento, hasta que su padre se dio cuenta por su mirada.

El señor Espíndola era un importante hacendado y le buscó prometido, así que llegó a la casa y habló con su esposa y les dio la gran noticia: Camila se sorprendió y le dijo que no se casaría con alguien a quien no conocía y que tampoco amara; él se enfadó y la mandó a encerrar a su cuarto, del que no saldría sin su permiso.

Él se enteró de lo ocurrido y empezó a planear la fuga, porque su padre no lo aceptaría y no los dejaría ser felices. Al día siguiente, salió a la estación de tren, a comprar dos boletos para ir a México. Al regresar, trepó al balcón y bajaron sin que nadie los viera, ella sólo dejó una carta en la cama diciendo que amaba a su novio y que nadie terminaría con el amor que sentía por él.

Los enamorados subieron al tren, a un vagón de lujo que partía a la Ciudad de México, se dieron un beso de amor y se escuchó un fuerte ruido.

Un tren yace descarrilado a un lado de los rieles, acostado sobre la hierba en medio de un silencio absoluto en el campo. Ningún pasajero ha reaccionado, aún nada se mueve, sólo un conejo mordisquea unos renuevos de alfalfa, a unos centímetros del furgón de lujo.

Biblioteca Sor Juana Inés de la Cruz.
Acajete, Puebla.
Edith Barranco Coria.
Pececito de oro.


La última oportunidad



Autor: Carlos Cuauhtémoc Sánchez

Este libro es de superación personal, a mí me gustó mucho.

Trata de un matrimonio; ella se llama Shaden y el David, quienes discutían demasiado. Tenían un hijo varón que sufría de ataques epilépticos, y hubo una temporada en que ya no. Una noche, cuando el padre llegaba del trabajo, el niño grita desde su habitación donde estaba durmiendo; el niño, entre sus alucinaciones, les pide a sus padres que estén juntos, sin peleas.

Después de esa crisis, Shaden decide irse de la casa a la de sus padres, donde se refugia; sus padres, como eran católicos, llaman a un sacerdote para que hable con ella, cuando David llega y cree que éste hombre es un amigo de Shaden pero no. Así, decide llevarse al niño unos días; en el hotel vive unos momentos muy sufre otra crisis. Cuando su hijo estaba hospitalizado, recibe en el cuarto la visita de Karen, una amiga del trabajo, pero la rechaza y no intima con ella, que es lo que quiere Karen.

David aprende a valorar muchas cosas de él personalmente de Shaden y su hijo, que había desperdiciado mucho tiempo que no había pasado con ellos, que a veces es más valioso que lo laboral y él dice que vale la pena darse “la última oportunidad”.

Karina Ramírez  Gómez
Biblioteca publica n.759
San Lorenzo Almecatla

viernes, 7 de diciembre de 2012

NO HEMOS VUELTO A VIAJAR EN TREN



Alberto Olarte, junto con un grupo de amigos están llegando a la estación de ferrocarril y desde el primer momento su mente se encuentra fascinada:  es increíble, fantástico, espectacular,  contemplar la  llegada a  la estación, del tren pullman que los llevará en recorrido visitando varias ciudades importantes del país, Alberto, Oscar, Miguel, Alejandro y Enok bajaron del taxi que los condujo por la ciudad hasta llegar a la estación;  saboreando anticipadamente de esta  gran aventura, la salida del tren es a las veinte horas a través  de grandes llanuras, miles de kilómetros de extensiones de tierra, hasta llegar a un punto clave, nuestro destino: es un secreto porque nadie de los pasajeros , ni  Alberto ni sus amigos  lo saben, con los ojos absortos en la exquisita decoración de esos vagones o furgones la delicada forma que ambienta el interior de esta enorme estructura de metal que  vista por dentro sugiere el gusto por agradar al pasajero dándole la impresión de estar en casa, los furgones  del tren están catalogados como los mejores con los que cuenta este transporte; está programado el recorrido durante aproximadamente ocho  días.  

Gente y familiares  ahí reunidos  para despedirles e iniciar el viaje Alberto y sus amigos  si me refiero a Oscar, Miguel, Alejandro y Enok están ahí emocionados conversando animadamente de esta manera disimulan ese molesto cosquilleo que tienen  en la boca del estómago generador de miedo, el tren es impresionante, riesgoso lo sabemos todos;  y no solo en tren, cualquier tipo de transporte y aun cuando se ha planeado se percibe la incertidumbre de cualquier tipo de  viaje.

Hace mucho  tiempo que no hemos  vuelto a viajar en tren, −pensaba Alberto− ahora cuando la añoranza llega a mi interior cierro los ojos y revivo la primera vez que viaje en tren, aquel que yo recuerdo sólo contaba con cuatro o cinco vagones de pasajeros; lo veía tan grande como pequeños éramos nosotros y como en todo siempre hay primera, segunda y tercera clase después de casi veinte  años  puedo decir que ahora puedo pagar por viajar en primera clase.

Alberto y sus amigos  Oscar, Miguel, Alejandro, Enok  disfrutan del viaje en lujosa suite, que les fue asignada entraron en esta agradable casa rodante en la que cuentan con unas literas replegables, que a su vez sirven para sentarse y hacen la función de camas, pensaríamos que son incomodas  pero a decir verdad están bastante bien, sillas, una mesa, alfombras una mini-sala en ese preciso instante se escucha el pitar del silbato anunciando que la máquina de hierro está por avanzar dirigiéndose en primer lugar a la ciudad de Guadalajara, el  tren inicia  poco a poco con movimiento acompasado  obligando a  Oscar ,Miguel, Alejandro y Enok a caer sentados en la sala, al rato se levantan se dan vuelta, visualizan una puerta en donde suponen se encuentra el baño,  en su mínima expresión, pero con todo lo necesario para tomar un confortable baño, la habitación también está provista de lo indispensable;  −Alberto− pensó en voz alta  tenemos las comodidades de una casa enseguida les informa a sus amigos  voy en  busca de la maleta en donde llevó mis artículos personales:   peine, desodorante, rasuradora, loción, espejo, cepillo de dientes, etc., también un mini-botiquín en el que tenemos medicamentos prioritarios como analgésicos, banditas,  ungüentos para las quemaduras piel  expuesta al sol así como las picaduras de insectos.

No siempre viajo,  cuando lo hago con solo dos maletas y espero no extraviarlas en este viaje: anteriormente me ha sucedido en el subir y bajar han encontrado nuevos dueños siendo imposible recuperarlas; repentinamente fija la vista hacia un extremo de la ventana la  cabeza apoyada en una de las barras admirando el paisaje del  lugar que se extiende hasta donde alcanza la vista, totalmente absorto en los bellos paisajes del territorio que estamos cruzando en este momento.

El tren es un medio de transporte que hoy en día, es poco común, es como retroceder en el tiempo;  a  las películas del lejano oeste, en donde la imaginación puede viajar hasta el grado de sentirse uno de esos personajes atrevidos que suben al tren y lo asaltan sin consideración alguna: atreverse a ser libres a volar como aves sin restricción sintiendo en la cara el viento y el cielo infinito como único testigo de esa libertad.
Entre los pasajeros  se encuentran algunos buscando una aventura amorosa, si tienen éxito lo llamaran el tren del amor, hay quienes buscan la manera de distraerse y descargar sus penas generalmente ingiriendo alcohol pensando que de esa manera se olvidan de sus problemas , entonces vivir no tendría sentido si tu voluntad está muerta en vida.

Entonces Alberto, Oscar, Miguel, Alejandro y Enok sienten un brutal tirón que los hace rodar por el suelo ,Miguel, Alejandro y Enok  estaban tan distraídos que fueron a dar contra los hierros  descubiertos  y cayendo sobre ellos como bultos de papas  al instante   brota de su cabeza un chorro de sangre,  quien lo dijera que el día anterior estaban tan emocionados de ir en ese tren, ellos nunca se imaginaron ni sabrían que había pasado,  ¿Por qué?  No volverían a ver la luz del día ese tirón no fue más que el presagio de la desgracia  Alberto y Oscar yacen también inconscientes en el suelo Alberto con un brazo roto y Oscar con una pierna rota pero aparentemente vivos.  

El  tren yace descarrilado a un lado de los rieles. Acostado sobre la hierba en medio de un silencio absoluto del campo. Ningún pasajero ha reaccionado aún nada se mueve, sólo un conejo mordisquea  unos renuevos de alfalfa a unos centímetros del furgón de lujo.


NORA IVÒN ORTEGA GONZÀLEZ.         
FECHA : 26/11/2012
PEZ DE ORO
BIBLIOTECA:   GUADALUPE  MARTÍNEZ  ORTEGA
CIUDAD:         TETELES DE ÁVILA CASTILLO, PUEBLA

un radiante amanecer


El hombre miró el sello postal en el sobre y suspiró. Dobló la carta con cuidado, y la metió en la enorme bolsa de su abrigo gris Oxford. Elevó la mirada al cielo, como esperando que la respuesta estuviera escrita en el cóncavo azul.

El sello postal que viene impreso en la carta le da idea de quién manda esa correspondencia, le hace pensar que es del lugar de origen de Victoria del Olmo Ferrán, una mujer de complexión mediana con una sonrisa que ama la vida, que ha llamado su atención desde que por azares del destino se encontraron en el lugar donde trabaja. Victoria tiene una mirada alegre pero triste con ojos verde claro, cabellera rubia y rizada, tez blanca, piernas largas y delgadas, labios carnosos, sensuales, invitantes; su rostro denota cansancio y preocupación por sacar adelante a su madre, Carola Ferrán, que quedó viuda un año antes. Gabriel del Olmo, su padre, murió en un accidente automovilístico, dejándolas en un callejón sin salida; sus dos hermanas menores, Sofía y Eva del Olmo Ferrán, después del terrible accidente tuvieron que dejar la escuela de paga, porque su padre no había tenido el cuidado de contratar un seguro y dejó todas sus propiedades pendiendo de un hilo. Victoria, como la hija mayor, tuvo que asumir la responsabilidad de su familia.

Así, sus sueños de progresar lo más pronto posible en sus estudios de Historia del arte, tienen que quedar suspendidos e inicia a buscar un trabajo que pueda darle la solidez monetaria que necesita para sobrevivir. Sus ilusiones de mujer, desde hace mucho tiempo, llenan su pensamiento, soñando despierta con el amor de un hombre galante, apuesto y romántico.

En el intervalo desde la muerte de su padre, encontró empleo como secretaria sin haber tomado ningún curso pero, como en todo lo que se proponía, se hizo experta en escribir a máquina, no sólo utilizando un dedo como casi siempre sucede, sino volando sobre el teclado con todos; si se pone atención, esto se escucha como una melodía al transcribir las palabras en las páginas de su ordenador.

Victoria sigue preguntándose por qué su vida transcurre con infinidad de inexplicables acontecimientos que la llevan por caminos diferentes; es como navegar sin rumbo entre varios faros, entre el cielo y el infierno. Al mismo tiempo, se pregunta qué será de su vida ahora que ha conocido a Gabriel Long; ése hombre le da un nuevo sentido, le da otro matiz a su existencia, una ilusión. Coincidentemente, su nombre es igual al de su padre.

Gabriel Long, es el hombre del abrigo gris Oxford, gerente de la empresa donde inició a trabajar. Al pasar de los años, ha ido escalando puestos por la responsabilidad con la que asume su trabajo;  con la mirada llena de preguntas sobre lo que dirá esa carta que acaba de recibir, su corazón late a mil por hora, todos los datos sobre la bella que ocupa gran parte de sus pensamientos. Desde el momento en que tropezó con ella en los pasillos de su oficina, en busca del responsable de la gerencia, automáticamente su mirada recorrió la silueta de Victoria del Olmo; sólo los movimientos de ella dan a su vida una nueva perspectiva, otro significado.  Se le corta la respiración y el aire entrando y saliendo con gran expectativa, la respuesta de su organismo aumenta la curiosidad. Hoy el correo llegó y el límite de su paciencia también; necesita expresar el amor que nace del fondo de su corazón y el sentimiento que le ha inspirado Victoria del Olmo; su risa contagiosa ha erradicado de su existencia esa soledad que cada día se estaba apoderando de su ser, soledad que compartió con Brusck, su mascota, un perro de fina raza; su guardián está esperando  su regreso del trabajo, ladrando en cuanto olfatea su presencia.

Sofía del Olmo Ferrán, una de las hermanas, estudiante de preparatoria, de figura atractiva y  tez apiñonada, cabellera de miel, ojos verde claro, pestañas rizadas y pobladas, está interesada en ingresar a la escuela de actuación.

Eva del Olmo Ferrán, está iniciando la secundaria, pero es igual de bella que las otras dos; con ojos negros, cabellera entre rubia y café castaño e igualmente rizada como u Victoria y el carácter parecido al de su hermana; es una gran defensora de las mascotas y quiere estudiar para médico veterinario.

Gabriel Long, desde aquella ocasión cuando se lo encontró en su despacho, le movió el piso; su agradable mirada la fascinó. Su trato era enigmático y desde ese día inició una serie de momentos inolvidables; el hombre era como siempre había soñado: atento, romántico, galante, atractivo.

 Viviendo en esa ciudad, las calles están llenas de autos a los lados de las puertas de las casas en donde se cree no hay nada que temer y que no pasará nada, cada día la gente se dedica a barrer las calles por las que transita para evitar la continua contaminación.      

Victoria había tratado de ocultar que su familia estaba endeudada hasta la camisa; a una semana de conocerla, Gabriel la manda llamar en primer lugar, para felicitarla por su trabajo y tener así la oportunidad de empezar a tratarla; luego le ha mandado un ramo de flores, con una tarjeta pidiéndole considere aceptar la invitación a salir y tomar un café.

Después de varios intentos para que Victoria aceptara salir con él, al fin lo ha conseguido y un radiante amanecer llena de luz su mirada ahora alegre; después de abrir la carta, se siente feliz porque esa mujer le ha devuelto la esperanza a su vida. Además ella es libre, así que Dios le da la oportunidad de poder decirle que es la persona que ha estado esperando y tratar de conquistar su corazón.

Nombre: C. Nora Ivón Ortega González.                       28/11/2012
Pez de oro
Biblioteca : Guadalupe  Martínez  Ortega
Ciudad: Tételes de Ávila Castillo, Puebla