Un
instante en un pequeño balcón que se encuentra con vista a la calle, sólo
plantas que levemente se logran ver por la obscuridad, pero que alegran este
espacio físico; también se notan dos siluetas grandes, que se mueven
suavemente. A lo lejos se ven las nubes grises que forman figuras entre el
cielo y las estrellas; también se distinguen las espesuras de árboles debido a los
faroles que alumbran el camino.
Casi no se escucha nada, todo está obscuro y
en silencio. Nada más el susurro del aire, ¡sí! Ése aire que mueve suavemente
las hojas de los árboles, es un aire fresco que gira y pasa de largo, ¡Ah, qué
tranquilidad!, se respira aire puro.
El cielo está lleno de estrellas, todas
vestidas de gala, resplandecientes como ellas mismas, s;
grandes y pequeñas; algunas solas, otras acompañadas y muchas en reunión, formando
figuras para agradar a la luna, que se encuentra despierta, vestida de blanco, reluciente
y dispuesta a cobijar a todo el firmamento, segura de sí misma que se da vuelta
lentamente en el entorno.
A lo lejos se escucha un sonido que cada vez
está más cerca, que corre y corre sin parar, sólo se concreta a silbar; el piso
vibra, algo está cerca, muy cerca. ¡Oh! Ha pasado de largo, no se detuvo; al
parecer lleva prisa para llegar a su lugar de origen, se va alejando y alejando.
Ya no se oye nada, nuevamente el silencio de la noche.
Nuevamente se observa el firmamento, y de
repente, cae una estrella que desaparece al instante, pero existen muchas en el
cielo, donde todo es tranquilidad por la
noche; un cielo reluciente y lleno de perlas brillantes. Sin embargo, muy a lo
lejos se ven luces de colores que brillan y adornan el centro de algún
lugar.
¿Qué pasaría si ningún ser viviente
existiera, únicamente el ruido de máquinas que no tengan vida? Qué no se
lograra ver ni un lucero en el cielo, ni la claridad de la luna por todo ese
esmog que producen las máquinas, destruyendo la naturaleza, en el lugar tan
hermoso y lleno de vida que es la tierra.
Maria
Rosa Chapuli Xochimitl
Biblioteca
Pública "Héroes de la Revolución Mexicana No. 912
Santa
María Coronango
No hay comentarios:
Publicar un comentario