En el torno de una mesa de cantina
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios[1].
¡Vengo del corazón de la barriada
y me llena un profundo desconsuelo
pues vi a la terciopelo
en medio de la calle apuñalada!
¡Ah, qué triste mirada
la de ojos de color de cielo![2]
Cuando te hayas ido
con mi dolor a solas,
evocaré ese idilio
de las azules horas[3].
No importa la vida,
que ya está perdida,
y después de todo,
Autor: Ana Rosa Ortiz Hernández
Biblioteca: Israel Gómez, Xicotepec,
Puebla.
FELICIDADES QUE BUEN POEMA Y SOBRE TODO QUE BUENOS EJERCICIOS NOS PONE LA PROFE ¿NO CREES?
ResponderEliminarGracias Mine. Me encanta verlos crecer.
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