jueves, 24 de enero de 2013

EL EXPERIMENTO


Autor: Darnton John
Editorial: Editorial Planeta, S.A. 2000

La apacible y solitaria isla Cangrejo fue sin lugar a dudas el lugar perfecto para el frívolo y ambicioso  experimento que cambiaría por completo la vida de las personas involucradas en él y que haría, sin objeciones, una revolución a la ciencia y nos llevaría a otra dimensión completamente desconocida: la clonación humana. ¿Estaríamos jugando contra las leyes del Todopoderoso? ¿Estaríamos violando las leyes de la evolución o romperíamos el sistema biológico que ha estado amoldándose y acoplándose durante miles de años? Quizás sí. Y este experimento, ¿sería para bien o para mal? No lo podemos saber, esa repuesta depende del cristal por donde se mire. Si a ti te dieran la opción de poder prolongar tu vida e incluso prolongar tu juventud, estar libre de enfermedades a pesar de tus vicios y malos hábitos de vida, ¿aceptarías la oferta o la rechazarías? Pero, ¿qué ocurriría si te dijeran que a cambio de lograr tus anhelos de juventud y bienestar, tuvieran que crear y desde luego sacrificar a otro individuo sin que éste sepa para quien está trabajando o cuál es el objetivo que se le ha encomendado? Esto por el simple hecho de no ser creado por la chispa divina, por el contrario, por haber sido creado por la mano del hombre.

En el libro El Experimento de Darnton Jhon se narra la historia que inicia con la formación de una asociación secreta llamada W (doble v) integrada por científicos con ideología revolucionaria, personas dispuestos a pagar el precio que sea necesario para mantenerse jóvenes y por supuesto a  agentes del FBI. Los cuales han trabajado conjuntamente por décadas en este experimento, cuidando de que sea un secreto a voces bien escondido. ¿Su escondite? La isla Cangrejo. Pero qué podría pasar si este secreto llega a una voz equivocada.

La isla Cangrejo albergaba a los clones hechos por los científicos, quienes habían descubierto después de muchas búsquedas, la llave de la vida, se habían convertido en dioses dadores de vida. Los habitantes estaban controlados y manipulados para mantenerse sanos, y sin el derecho de procrear, porque ellos no sabían qué significaba esa palabra, sin entender razón alguna; pero no había razón que entender, ya que desde que nacían no existía otra opción ni se imaginaban qué había al salir de la isla, no conocían otro lugar más que su plácida isla, la cual era su todo. Su vida era así, simple, mística e insípida, obedeciendo órdenes de los de la bata blanca, a quienes llamaban padres; allí, en la isla, llegaban a morir o tal vez a desaparecer de manera inexplicable. ¿Podría alguien de los clones romper con el esquema que se imponía sólo para saber qué hay detrás de todo eso? Clon es sinónimo de humano, supongamos que esa afirmación es cierta. La verdad tarde o temprano sale a la luz, no se puede esconder un secreto de tales dimensiones por mucho tiempo; así es la condición humana, así está escrito en nuestro  código genético y en nuestra historia, buscar respuestas, eso quizá sea uno de los mejores entretenimientos de la raza humana. Y si al fin de cuentas un clon es un humano, este tiende a cuestionarse y a buscar soluciones y respuestas.

Todo el misterio se desmaraña gracias a un clon, Skyler quien se aventuró a descubrir los misterios de la isla Cangrejo, al dejarse llevar por sus instintos humanos, ¡oh! y gran sorpresa que se encontró al saber que haya afuera hay un mundo real, ¿o real era su mundo? Que tangible confusión sintió cuando descubrió que él y sus amigos de la isla Cangrejo eran sólo una copia humana, los cuales fueron albergados como conejillos de indias y después abandonados, para cuando las circunstancias no fueran las adecuadas. Hasta dónde ha llegado la soberbia humana. ¿Jugar a hacer réplicas o repuestos de sí mismos para después usarlos por partes, hasta terminar con cada miembro, con cada órgano y cada célula de su cuerpo? ¿Es eso correcto?, y si tú estuvieras del otro lado, ¿pensarías lo mismo?

María Isabel Santamaría Castillo, Biblioteca Pública Municipal #3165 Aurelio Romero Grande, Nealtican, Puebla

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