jueves, 24 de enero de 2013

UN AYER ANTES DE HOY




En una cabaña muy cerca del bosque escondido, entre la niebla, vive una ancianita llamada Teresa, quien suele sentarse a leer en el atardecer.

        Los leñadores dicen que la anciana es una bruja blanca. La llaman así por la experiencia que tiene de la vida y la paz que les transmite.

        Suavemente se mece en su sillón, leyendo su libro preferido: “Vida después de la muerte” y sin sentir el tiempo, recuerda el sueño constante que tenía cuando niña.

En el que ve a una niña jugando que se llama Luisa. Juega en el jardín del castillo. Su nana la cuida; su padre el virrey la adora; su madre por igual. Es tan traviesa que le hace muchas diabluras a la nana. Luisa es blanca, con rizos negros, ojos grandes y expresivos. Es la época del virreinato en la Nueva España. Cuando sale con su nana a la Iglesia, la obliga a llevarla a lo que llamaban la ciudad perdida, donde vive la gente marginada.

        En una casucha de la ciudad perdida, Luisa entra y llora desconsolada al ver la miseria en que vive una familia que tiene una niña de su misma edad. Se quita sus ropas y la cambia por los harapos de la niña, obligando a la nana a darle una buena cantidad de monedas de plata. Al llegar al castillo y verla sus padres con los harapos, la reprenden  y a la nana también. Le prohíben que vuelva a llevar a Luisa a la ciudad perdida.

        Entre travesuras y juegos, tuvo una corta infancia, enferma de repente y tiene una agonía angustiosa, en su delirio ve a la gente sufriendo y muriendo de hambre, recriminándose por tener una vida cómoda a diferencia de ellos. Con esta angustia muere, siendo así que su cuerpo descansa pero su alma no.

Teresa en sueños ve la tragedia de Luisa y no comprende el por qué la sueña tanto. Entonces decide buscar ayuda de un experto hasta hacerse una regresión, comprendiendo así, la labor que tenía que cumplir pues la niña que ve en sueños es ella misma que vivió en esa época. La pequeña no pudo realizar su obra y a través de esas imágenes Teresa entiende el mensaje que a través de los sueños Luisa le transmite.

Después de ésta experiencia Teresa vivió haciendo el bien, aprendiendo a escuchar a quien más la necesita, transmitiendo a los demás esa paz interior que muchos deseamos tener. Tiene el don de la premonición, algunos por esto le tenían miedo, pero pudo terminar en ésta vida, lo que Luisa no logró.

Ahora se le ve tranquila, alejada del bullicio en esa vieja cabaña, algunas personas que necesitan su consejo aún van a verla.


Autor: Ana Rosa Ortiz.

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