jueves, 24 de enero de 2013

Lechita con Canela


Son las 5 de la tarde, estoy en mi recámara, mi santuario preferido; estoy tocando las teclas de mi lap, que son frías y negras y escribo algo despacio. A mi derecha está la ventana, con una cortina blanca de encaje, con un diseño de rombos, cosida con hilo a juego y muy plisadita; aun entra un poco de sol, enfrente de mí está el tocador, que es café, de madera, tiene 6 cajones, con un grande espejo y muchas cosas sobre él. La cajita donde guardo mis agujas es de Rosita Fresita, junto a ella hay un caballito zaíno muy bonito. En el espejo de mi tocador puedo verme y también la pared que está detrás de mí. Ahora que observo bien, el tocador tiene dos cajones abiertos, igual que el alhajero y se pueden ver unos aretes plateados y unos seguritos. Hay dos frascos de gel, uno es rosa, ése huele muy rico, es de fresa, y el otro no huele a nada. Una bolsita con maquillaje, dos frascos de crema, uno es de color rosa y otro blanco con franjas verdes, tres desodorantes, uno rosa uno naranja y uno gris; un celular grisáceo, un cepillo para cabello azul y de cerdas suaves y hay un peine muy duro porque es de plástico negro. Hay un perfume de tapa rosa que huele a frutitas y uno de tapa verde que huele a madera.

Acaba de sonar un celular y no es el mío; abrieron el cancel y chilla muy feo, a mi izquierda está el closet que es marrón y lo único que veo es ropa de muchos colores; aunque viéndolo bien, el tono que predomina es el rosa y las distintas texturas de la ropa, hay más mezclilla que algodón, la caja de mi árbol de navidad que tiene letras rojas y un arbolito verde. Estoy sentada en mi cama, mi puerta gris está cerrada, y detrás hay un corazón grandote y rosado que dice ”papá y mamá, los quiero mucho“, , desde aquí puedo ver zapatos, muchos zapatos de color morado, rojo, café ,blanco, con florecitas naranjas y negros. Por la ventana se escucha el viento, hace mucho frío; la cama está  muy cómoda pero el edredón está helado. El edredón tiene unas florecitas borgoñas con hojitas verdes y trae un marco beige, hay flores pequeñas y grandes y está cosido con un hilo de tono crudo……

También veo muchas bufandas coloridas; acabo de escuchar que sonó un panderoy también música,  aunque lo que más oigo es el crujir de las teclas de la computadora. Detrás mío están las almohadas blancas y suaves, junto de mí hay un oso de peluche que tiene como quince años conmigo y se llama Odi, el piso es avellanado, las paredes de tono paja tienen una textura muy rasposa, con líneas inclinadas, unas sobresalen más que otras. Huele a perfume, porque me estoy poniendo crema en mis manitas, que están muy ásperas y frías, hay dos orejeras, unas son en forma de conejo y unas en forma de fresita con textura de peluchito; en el lechoso techo hay una lámpara albina y opaca, mas a la derecha hay una mancha plomiza.  Mi computadora está calientita, hace ruidito de que está funcionando, tiene encendida la antenita del internet y la de la batería en color verde; eso quiere decir que todo funciona bien, el cargador se está calentando también, hay ratos en que hace ruidos más fuertes y a veces más despacio.

Ya es de noche y ahora en la ventana ya no da el sol; encendí la luz y por la ventana sólo se ve la oscuridad; se escucha la televisión. Me recosté y pude tocar una cobija de estambre  rosa con blanco y en una orillita tiene un perrito; está hecha de puras cadenitas, es grande, mide como noventa cm., por cada lado y sobre ella está la plancha.

Huele a lechita con canela, creo que ya me voy a cenar. Acabo de escuchar el tren.
Celia Hernández López
Biblioteca Pública de San Lorenzo Almecatla Puebla

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