jueves, 11 de abril de 2013

De un cuento hacer otro


Hace tiempo, en una pequeña ciudad llamada Puebla, vivía una hermosa adolescente llamada Abril; ella era la hija consentida de Miranda, una mujer que enviudó muy joven, pero siempre se caracterizó por un espíritu de amor y protección hacia su hija.

Abril, siempre había valorado el esfuerzo y sacrifico que hacia su madre por ella; ambas trabajaban elaborando postres, se apoyaban mutuamente y tenían una relación de confianza y amistad.
Sin embargo, todo cambió cuando Abril entró a la secundaria; este mundo era nuevo y diferente, ella deseaba ser popular y que todos sus compañeros se fijaran en ella.
Abril comenzó una amistad con Eloísa, una jovencita muy guapa y muy popular, pero con una mala reputación.
Miranda se dio cuenta del cambio radical que estaba viviendo su hija, aunque al principio eso no le causó ninguna rareza, le pareció interesante que Abril se arreglara más y que tuviera más amigos.
Cierto día, Miranda cayó enferma, Abril tuvo que asumir la responsabilidad de repartir los postres, ella le pidió apoyo a su amiga Eloísa y ambas se dedicaron a entregar los pedidos.
Cuando terminaron de hacerlo, Abril le dijo a Eloísa que debían entregar el dinero a su madre enferma, pero en ese momento se encontraron con Saúl, un jovencito muy guapo, pero con muy malas intenciones.
Eloísa le platicó todo lo que habían hecho y hacia donde se dirigían, Saúl les señaló un atajo y no dejo de mirar a Abril. Ella se sintió muy alagada y decidió hacerle caso.
Ambas amigas se dirigieron por el camino que les había dicho Saúl; iban muy contentas platicando de todo, sin embargo, se dieron cuenta que alguien las perseguía. Abril y Eloísa se atemorizaron y decidieron apresurar el paso,
Se dirigieron a la casa de Saúl que era la más cercana, ambas tocaron con desesperación la puerta de la casa de su amigo.
De pronto se abrió la puerta y salió un señor de aspecto muy raro, las dejó pasar, estaban muy nerviosas; enseguida llegó Saúl, le contaron lo que había visto, él se ofreció en ir a dejar a Eloísa a su casa, ya que no estaba tan lejos.
Abril se quedó en ese lugar, Saúl llegó rápidamente y comenzó a platicar con su nueva víctima, él hacia cualquier cosa por captar su atención y enamorarla más. Ella no se podía resistir a los encantos de ese apuesto joven, la jovencita comenzó a sentirse mareada y se desmayó; Saúl le había puesto en la bebida una droga.
Cuando Abril despertó, se dio cuenta que estaba amarrada y frente a ella estaba Saúl; la miraba fijamente y con un odio que jamás había visto en él.
Saúl le platicó que había llevado a muchas jovencitas como ella a ese lugar con ayuda de Eloísa, le mostró diversas fotografías donde le enseñaba lo que había hecho con cada una de esas niñas, para luego venderlas.
Cuando Saúl estaba a punto de ultrajar a Abril, el viejo misterioso entró a la habitación empujando a Saúl y dejándolo inconsciente; el viejo le dijo a Abril que corriera y que jamás se dejara llevar por las buenas intenciones de la gente, ya que muchas veces, el león no es como lo pintan y podría ser lastimada.
Abril corrió desesperadamente, llegó a su casa, ahí le platicó a su madre todo lo que había pasado, pero sobre todo la gran lección: Jamás dejarse llevar por las apariencias.
Profra. Yareni Anselma Feria Castañeda
Biblioteca Pública No. 759 “Hidalgo”
Localidad: San Lorenzo Almecatla

No hay comentarios:

Publicar un comentario