miércoles, 10 de abril de 2013

Un amor imposible



El hombre miró el sello postal en el sobre y suspiró. Dobló la carta con cuidado y la metió en la enorme bolsa de su abrigo gris Oxford. Elevó la mirada al cielo como esperando que la respuesta estuviera escrita en el cóncavo azul.

Luis Ángel caminó hacia su casa, llegó, encendió la chimenea, se preparó un café. Sacó la carta del abrigo y se dispuso a leerla.

“Solo quiero que sepas que te amo, que fuiste lo más importante en mi vida, desde el momento en que te conocí me enamoré de ti. Nunca imaginé que alguien llegaría a ser tan especial para mí. El haberme apoyado en los momentos más difíciles y cada uno de los detalles que tuviste, nunca los olvidaré.
Tuve que tomar una decisión porque lo nuestro no podía seguir, me enteré de algo horrible y no pude decírtelo de frente.
Mi madre antes de morir, me dio una foto de mi padre, al que tú sabes bien,  yo no conocía. Créeme que me dolió cuando la vi, quería morirme, no podía creerlo.
Lo busqué y hable con él para saber la verdad; me dijo que se había enamorado de mi madre, pero que él tenía a su esposa y a su hijo y no podía dejarlos. Después no supo más de ella.
Me pidió perdón por todo el daño ocasionado. Salí desconcertada porque nadie tenía ninguna responsabilidad. Te envió la foto y espero me comprendas y lo perdones a él.
Deseo que encuentres en tu camino a una buena mujer, que te ame y te de lo que jamás podré darte yo.”

No daba crédito a lo que decían aquellas líneas, que su amada Mildred le escribió con tanta desilusión. Al ver la foto, subió a su auto para buscar a su padre, no pudo controlarlo y chocó contra un árbol. El joven murió.

La chica recibió el cuerpo de su hermano y le dio sepultura. Al poco tiempo conoció a José Guadalupe y tuvieron a un hermoso niño y lo llamaron Luis Ángel.

Biblioteca: Sor Juana Inés de la Cruz
Acajete, Puebla
Elaboro: Edith Barranco Coria
Pececito de Oro



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