Querida costurera:
Quiero que sepa que con tanto esfuerzo y tanta ilusión
compré una tela especial y le pagué para que me hiciera un vestido muy bonito
para la fiesta de una amiga. Claro, con las recomendaciones que recibí de usted
me animé y le entregué mi tela y le pagué, pero jamás pensé y mucho menos
imaginé que hiciera semejante vestido.
Hasta que llegó el día de
recogerlo y probármelo en mi casa por que no estaba usted en su taller.
Al llegar a casa tan
emocionada, me probé el vestido, ¿Cuál sería mi sorpresa? El vestido está mal
hecho porque de adelante me quedaba muy abajo y de atrás me quedaba arriba, que
desilusión me llevé y más que nada que usted no me lo entregara personalmente y
¿cómo ponerme algo así?, todos los que me vieran se reirían de mí ya me imagino
que me dirían mis amigas ¿lo hiciste tu?
Recuerdo que mi mamá nos hacía los uniformes de la
escuela a mis hermanas y a mí y le quedaban muy bien sólo que ella no estudió
corte y confección
No sabría decir si usted tendría problemas o
quizá estaría enamorada o algo le pasaba, porque la parte de arriba del vestido
le quedó muy bien, las costuras estaban bien hechas pero la parte de abajo me
dejaba muy poco que desear.
Me puse a pensar que a lo
mejor no sabía hacer cortes en forma circular por que así era el vestido.
Debo decir que yo no soy
confeccionista, pero sé coser y al
revisar el vestido noté que estaba mal cortado.
Quiero que sepa que no es
que hable mal de usted pero con esfuerzo le pagué para que me hiciera un bonito
vestido y no echara a perder mi tela que con tanto esfuerzo y trabajo
compré.
Hubiera preferido que me
dijera que usted no sabía hacer ese tipo de corte y no se comprometiera a
hacerlo y mucho menos arruinar mi tela que había comprado con mi primer sueldo
de aquel trabajo.
Le puedo recomendar que
nunca es tarde para aprender y tome un curso actualizado en confección, porque
aún es joven, bueno eso creo yo y pueda hacer mejor su trabajo.
Sabe que hace falta una
buena costurera o confeccionista o como usted le quiera decir, que haga bien su
trabajo, con amor, con cariño, como si fuera para usted y no que le importe lo
que le paguen, por que de todos modos lo tenía que hacer.
Por último que si le
traigo otra vez tela para que confeccione un bonito abrigo y logra esta vez hacerlo bien, le
escribiré una carta donde exprese que es usted una buena confeccionista que
hace bien su trabajo y sobre todo es de calidad.
Biblioteca:
sor Juana Inés de la Cruz.
Colección:
553
Municipio
de Acajete, Puebla.
Elaboro:
Edith Barranco Coria.
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