martes, 27 de marzo de 2012

Un cuento: Un camino a la laguna


En un rancho lejano,  en la ciudad de Chihuahua, en una pequeña cabaña, se apaga el candil, la noche es muy oscura. Cipriano ha encerrado las vacas para la ordeña del día siguiente, Josefa, su esposa prepara la cena para su esposo y sus dos hijos Isaura y Fernando. Al llegar Cipriano dice a su mujer: Me muero de hambre, hoy te traje varias tareas de leña para que no sufras en la temporada.  Como una familia unida, cenan en armonía y contentos dando gracias a Dios por el día.
   Ya al acostarse, Josefa cobija a sus hijos, pues en esta temporada en la sierra de Chihuahua, ya se siente frío. Su esposo asegura las puertas, el viento sopla y se oye el vaivén que produce en los árboles.
   Ellos descansan, cuando Josefa de pronto escucha ruidos como si alguien empujara las puertas y anduviera trasteando en la cocina, sigilosa se levanta y no ve a nadie, se vuelve a recostar. Al día siguiente le comenta a su esposo lo que escuchó, él no le hace caso, sólo le dice- son cosas tuyas mujer, estabas soñando. Josefa tenebrosa a la noche siguiente deja el candil prendido, le teme a la oscuridad, Cipriano le llama la atención, con su actitud asustaría a los niños.
   Noches después, Josefa despierta  con los ruidos y ve dos chiquitines jugando con las ventanas, colgando de ellas, no comenta nada sólo reza. Cipriano incrédulo se burla.

Mas una noche, los niños lo molestan a él, le hacen cosquillas, le soplan al oído y le hacen travesuras, cree que es Josefa, pero para su sorpresa al abrir los ojos ve a los chiquitines vestidos de blanco, que salen del cuarto y él los sigue, le dice a su esposa, acompáñame, ella se niega, tiene miedo, más Cipriano los sigue, los niños dan vuelta al corredor de la casa entrando luego al cuarto de Cipriano, ahí él los pierde y le dice a Josefa, ¿viste a los niños que entraron al cuarto? Ella lo niega, y después le reprocha: -Tú no me creías- temeroso entonces se cobija hasta la cabeza, no quiere pensar más en lo sucedido.
   Al día siguiente, revisa toda la casa hasta el tapango, llega la noche y no quiere dormir, tiene miedo, más un peón le había dicho que se atreviera a preguntarles qué es lo que deseaban.
   Las noches siguientes, los niños siguen haciendo de las suyas, hasta que Cipriano les pregunta quiénes son y qué desean. Los pequeños le dicen, síguenos, tú eres el elegido que nos dará la paz. Cerca de la Montaña, donde sueles ir a leñar, hay un salto de agua que al caer forma una poza muy honda, es ahí donde estamos nosotros, hace muchos años, mi hermano y yo jugábamos y accidentalmente caímos sin descubrir nunca nuestros padres los cuerpos, dándonos por perdidos renunciaron a la búsqueda, por eso a tus antecesores siempre los anduvimos inquietando, yéndose por miedo, tú eres el único valiente que rescatará nuestros cuerpos,  dándoles cristiana sepultura para poder descansar en paz. Cipriano, nadó hurgando hasta el fondo de la presa, encontrando dos pequeñas osamentas dándoles sepultura para que quedaran en paz.
Hoy Cipriano ya no tiene apariciones, ni miedo, cumplió lo prometido a esas dos pequeñas almas perdidas por el infortunio.

Autor: Ana Rosa Ortiz
BIBLIOTECA
ISAREL GOMEZ DIAZ
XICOTEPEC DE JUAREZ PUEBLA.

2 comentarios:

  1. Felicitaciones a la que escribio este texto, ah de ser una gran mujer bella y afortunado aquel que sabe valorar a ese tipo de mujeres comprometidas con su hogar y que en sus ratos libres haga este tipo de actividades....

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  2. Que bonito cuento, simple y directo. Felicidades

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