Era un niño que siempre
pasaba por el mismo camino cuando se iba a la escuela, pero él se prometió que
ese día iba a ser diferente: procuraría pasar por otras casas.
Él se imaginaba que
estaba enfrente diciendo “llegué tarde porque me quedé dormido” pero no fue en
su cama sino en la segunda cuadra. Cuando llegó a la escuela le salía de
corrido y muy rápido empezaron sus explicaciones.
El lunes 2 el niño
llegó tarde pero se levantó muy temprano como las 5 de la mañana porque los
perros de su vecino empezaron a ladrar. Cuando se dio cuenta era el más asustado
porque es un perro al que nunca, jamás nadie oyó ladrar.
Lizbeth Montiel Cruz
Biblioteca de Coronango
“HEROES DE LA REVOLUCION
MEXICANA”
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