Cuentan que al inicio de los
tiempos de la Vida, cuando los cielos se encontraban recién pintados y uno
tenía que tener cuidado al alzar los brazos para no mancharse las manos, se
reunieron los Grandes Señores de la Luz: Portada, Cubierta,
Cortes, Índice, Colofón, Lomo y Planos; se congregaron para reflexionar
como sería trasmitido el conocimiento, ya se hallaba hecho el reino material
con universos, galaxias y algunos planetas que albergaban diferentes
expresiones de vida, en ellos se
había colocado hábilmente diferentes seres que a su tiempo y espacio
evolucionaban, algunos más de prisa que otros; decidieron llamar a las
civilizaciones más avanzadas de cada Universo, para hacerlos participes de este
gran evento y así, poco a poco fueron llegando los representantes de cada
mundo.
Cuando todos los que tenían que
estar llegaron, la anciana mayor llamada Cubierta, que para mostrarse escogió
un cuerpo de niña con una hermosa combinación de piel morena y cabellos
dorados, se acerco a ellos y
viéndolos con profundo amor y cariño, como sólo lo hace una madre, habló:
–¡Bienvenidos
hermanos! los hemos traído de los diferentes mundos, para hacerlos sabedores de
que estamos escogiendo una forma de trasmitir el conocimiento; hemos visto que
ustedes tienen diferentes formas de hacerlo, estamos honrados de que así lo
hagan y además queremos decidir una forma de hacer un conocimiento universal
que ayude a nuestros hermanos que se encuentran apenas aprendiendo –. Sin
terminar de hablar la interrumpió Páginas de Derechos, a quien todos llaman PD,
una fémina proveniente de la galaxia de Phi.
–Amada
señora, los Phi estamos honrados de compartir el saber de nuestra tribu,
lo hemos desarrollado en base a un
sistema matemático y geometría
para trasmitir nuestro saber, solamente pediríamos algo: que ese conocimiento
sea llevado realmente a quienes ya están preparados y guardarlo a quien no lo
merece.
–¿Cómo puedes decir eso PD,
acaso no crees que todo ser merece el conocimiento? Todos estamos llamados a la
sabiduría querida amiga, no podemos guardarla o restringirla a nadie–, dijo
Lomo, mientras PD, se agachaba un poco apenada desde su lugar.
Planos, que los miraban sin decir
nada, reposando con total paz y soltura, solicitó la palabra levantándose.
–Hermanos
hemos venido aquí para informarles lo que deseamos hacer y pedirles opinión, no
intentamos interferir en la forma que cada uno de ustedes bellas criaturas,
nutren su mente, solicitamos solamente sugerencias de cómo han desarrollado
ustedes sus formas de conocimiento.
Y así comenzaron a hablar cada
uno de los presentes. Empezando con Preliminares que sugirió que a ellos les
había funcionado la enseñanza del ejemplo, es decir realizaban una acción
mientras que un grupo de aprendices los observaban; Prólogo dijo que todo era
cuestión de comunicar anticipadamente con la palabra; Frontis, un joven
delgaducho del Universo Paralelo Alfa, comentó que ellos trasmitían el
conocimiento a través de la pintura en las paredes, con notorios pigmentaciones
plasmaban sus ideas; Contraportada
y Portadilla coincidían en que no había nada mejor que la música y la danza
para conocer alguna cosa, así lo habían hecho cada uno en sus respectivos
mundos y les había funcionado eficientemente.
Todos aportaban ideas, muy
entusiasmados querían participar recordando formas en que habían aprendido las
cosas, reconociendo algo novedoso de sus mundos; hasta Tejuelo un pequeño y
risueño Ser, que se encontraba muy escondido en la reunión, daba saltos para
pedir la palabra y que se le tomara en cuenta. De repente toda la asamblea se
calló, pues Hoja de Cortesía, una bondadosa fémina que siempre que había
reuniones, se la pasaba apoyando a todos con su cálido amor, les pregunto
tímidamente a los Grandes Señores de la Luz, cómo se trasmitían ellos la
sabiduría; Cortes, quien era el Señor de la alegría respondió:
–Nos
comunicamos el saber de diversas formas amada Hoja, muchas de ellas ya las
mencionaron ustedes, quizás la que más utilizamos en cuando nos informamos a
través de leernos el pensamiento.
–
¿Cómo es eso Señor Cortes?—Preguntó curiosamente dedicatoria.
– ¿Podemos
hacerlo nosotros? –Preguntaba animosamente Guardas.
Índice sonría
divertido, ante la aparente curiosidad y ánimo de los concurrentes, y exclamó diciendo: –Sí, vosotros
podéis hacerlo cuando crean que pueden y cuando lo decidan, pero mientras,
debemos buscar una manera más fácil de hacerlo para todos los hermanos. He
escuchado atentamente las propuestas de cada uno de ustedes y me parecen
brillantes, como los atardeceres de Venus. ¿Cómo podrían hacer que todo este
cúmulo de conocimientos se difundiera por todos los sistemas solares de cada
átomo del Universo, sin que se pierda o se extravié y además puedan utilizarlas
todas las civilizaciones de los mundos, pese a la tecnologías que cada uno ha
hecho?
Las caras eran
pensativas de los representantes de cada mundo, en cambio los Grandes Señores
de la Luz, habían descubierto la incógnita, aún, antes de ser planteada, por su
compañero Índice, callaban porque esperaban que los representantes del mundo
encontraran la respuesta en sus corazones. Alguien gritó estrepitosamente, era
Nervios, con su característica melena multicolor:
–Uniéndola
señor en un instrumento, un compendio de Sabiduría, yo me ofrezco queridos
hermanos a unirlo, si ustedes están de acuerdo.
Los Grandes
Señores de la Luz, estaban inmersos en regocijo, pues era la respuesta que
ellos esperaban escuchar, los representantes de los mundos saltaban junto con
Tejuelo de dicha, por la felicidad que les causaba haber encontrado la manera
de trasmitir el conocimiento; concurriría pensada y recolectada la sabiduría de
todo el Universo en un instrumento, acordaron que su forma más usual sería
rectangular, no muy pesado y fácil de transportar a cualquier lugar, que
tendrían que inventar la escritura y la lectura, maneras divertidas para
acceder a ese saber. A este extraordinario descubrimiento, Reino de la
sabiduría lo llamaron: Libro.
***Fin***
Claudia Ramirez Martínez
Biblioteca Profr. Joaquín Paredes
Colín
Tehuacán Puebla
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