miércoles, 13 de junio de 2012

La aventura del libro 8: El Reino de la Sabiduría


Cuentan que al inicio de los tiempos de la Vida, cuando los cielos se encontraban recién pintados y uno tenía que tener cuidado al alzar los brazos para no mancharse las manos, se reunieron los Grandes Señores de la Luz: Portada,  Cubierta,  Cortes, Índice, Colofón, Lomo y Planos; se congregaron para reflexionar como sería trasmitido el conocimiento, ya se hallaba hecho el reino material con universos, galaxias y algunos planetas que albergaban diferentes expresiones de vida,  en ellos se había colocado hábilmente diferentes seres que a su tiempo y espacio evolucionaban, algunos más de prisa que otros; decidieron llamar a las civilizaciones más avanzadas de cada Universo, para hacerlos participes de este gran evento y así, poco a poco fueron llegando los representantes de cada mundo.

      Cuando todos los que tenían que estar llegaron, la anciana mayor llamada Cubierta, que para mostrarse escogió un cuerpo de niña con una hermosa combinación de piel morena y cabellos dorados,  se acerco a ellos y viéndolos con profundo amor y cariño, como sólo lo hace una madre, habló:

      –¡Bienvenidos hermanos! los hemos traído de los diferentes mundos, para hacerlos sabedores de que estamos escogiendo una forma de trasmitir el conocimiento; hemos visto que ustedes tienen diferentes formas de hacerlo, estamos honrados de que así lo hagan y además queremos decidir una forma de hacer un conocimiento universal que ayude a nuestros hermanos que se encuentran apenas aprendiendo –. Sin terminar de hablar la interrumpió Páginas de Derechos, a quien todos llaman PD, una fémina proveniente de la galaxia de Phi.

    –Amada señora, los Phi estamos honrados de compartir el saber de nuestra tribu, lo  hemos desarrollado en base a un sistema matemático y  geometría para trasmitir nuestro saber, solamente pediríamos algo: que ese conocimiento sea llevado realmente a quienes ya están preparados y guardarlo a quien no lo merece.

      –¿Cómo puedes decir eso PD, acaso no crees que todo ser merece el conocimiento? Todos estamos llamados a la sabiduría querida amiga, no podemos guardarla o restringirla a nadie–, dijo Lomo, mientras PD, se agachaba un poco apenada desde su lugar.
Planos, que los miraban sin decir nada, reposando con total paz y soltura, solicitó la palabra levantándose.

     –Hermanos hemos venido aquí para informarles lo que deseamos hacer y pedirles opinión, no intentamos interferir en la forma que cada uno de ustedes bellas criaturas, nutren su mente, solicitamos solamente sugerencias de cómo han desarrollado ustedes sus formas de conocimiento.

       Y así comenzaron a hablar cada uno de los presentes. Empezando con Preliminares que sugirió que a ellos les había funcionado la enseñanza del ejemplo, es decir realizaban una acción mientras que un grupo de aprendices los observaban; Prólogo dijo que todo era cuestión de comunicar anticipadamente con la palabra; Frontis, un joven delgaducho del Universo Paralelo Alfa, comentó que ellos trasmitían el conocimiento a través de la pintura en las paredes, con notorios pigmentaciones  plasmaban sus ideas; Contraportada y Portadilla coincidían en que no había nada mejor que la música y la danza para conocer alguna cosa, así lo habían hecho cada uno en sus respectivos mundos y les había funcionado eficientemente.


      Todos aportaban ideas, muy entusiasmados querían participar recordando formas en que habían aprendido las cosas, reconociendo algo novedoso de sus mundos; hasta Tejuelo un pequeño y risueño Ser, que se encontraba muy escondido en la reunión, daba saltos para pedir la palabra y que se le tomara en cuenta. De repente toda la asamblea se calló, pues Hoja de Cortesía, una bondadosa fémina que siempre que había reuniones, se la pasaba apoyando a todos con su cálido amor, les pregunto tímidamente a los Grandes Señores de la Luz, cómo se trasmitían ellos la sabiduría; Cortes, quien era el Señor de la alegría respondió:

–Nos comunicamos el saber de diversas formas amada Hoja, muchas de ellas ya las mencionaron ustedes, quizás la que más utilizamos en cuando nos informamos a través de leernos el pensamiento.
            – ¿Cómo es eso Señor Cortes?—Preguntó curiosamente dedicatoria.
– ¿Podemos hacerlo nosotros? –Preguntaba animosamente Guardas.

Índice sonría divertido, ante la aparente curiosidad y ánimo de los concurrentes,  y exclamó diciendo: –Sí, vosotros podéis hacerlo cuando crean que pueden y cuando lo decidan, pero mientras, debemos buscar una manera más fácil de hacerlo para todos los hermanos. He escuchado atentamente las propuestas de cada uno de ustedes y me parecen brillantes, como los atardeceres de Venus. ¿Cómo podrían hacer que todo este cúmulo de conocimientos se difundiera por todos los sistemas solares de cada átomo del Universo, sin que se pierda o se extravié y además puedan utilizarlas todas las civilizaciones de los mundos, pese a la tecnologías que cada uno ha hecho?

Las caras eran pensativas de los representantes de cada mundo, en cambio los Grandes Señores de la Luz, habían descubierto la incógnita, aún, antes de ser planteada, por su compañero Índice, callaban porque esperaban que los representantes del mundo encontraran la respuesta en sus corazones. Alguien gritó estrepitosamente, era Nervios, con su característica melena multicolor:

–Uniéndola señor en un instrumento, un compendio de Sabiduría, yo me ofrezco queridos hermanos a unirlo, si ustedes están de acuerdo.

Los Grandes Señores de la Luz, estaban inmersos en regocijo, pues era la respuesta que ellos esperaban escuchar, los representantes de los mundos saltaban junto con Tejuelo de dicha, por la felicidad que les causaba haber encontrado la manera de trasmitir el conocimiento; concurriría pensada y recolectada la sabiduría de todo el Universo en un instrumento, acordaron que su forma más usual sería rectangular, no muy pesado y fácil de transportar a cualquier lugar, que tendrían que inventar la escritura y la lectura, maneras divertidas para acceder a ese saber. A este extraordinario descubrimiento, Reino de la sabiduría  lo llamaron: Libro.

***Fin***

Claudia Ramirez Martínez
Biblioteca Profr. Joaquín Paredes Colín
Tehuacán Puebla

No hay comentarios:

Publicar un comentario