Adormecida por la
influencia de varios días de desvelo tomé la decisión de cambiar mi somnolencia
para observar cómo transcurre un día en mi vida. Son las 5:00 de la mañana y
salí a encender el boiler, así en 20 minutos hay que entrar al baño. No es un baño
relajante como lo tenía pensado, en ese momento recordé que tenía que haber
hablado con mi amigo; me pidió que llevará un paquete y como siempre le dije
que con gusto. En seguida veo mi atuendo y me digo: —Esto no combina—, regreso
y lo cambio enseguida, doy varias
vueltas hasta terminar mi arreglo personal, peinado, maquillaje, perfume. Busco
mi bolso y salgo a medio camino; calle abajo regreso. Se me han olvidado las
llaves de mi escritorio, nuevamente recorro el camino de antes.
El aire fresco de la mañana me pone de mejor humor, dando pasos grandes hacia mi trabajo me
encuentro con varios jóvenes de la escuela secundaria; al igual que yo se
dirigen hacia allá ellos a recibir clases y yo, para iniciar mi jornada de
trabajo, coincidentemente al caminar más rápido también me duelen las rodillas
y la rapidez con la que pretendía caminar se queda como una idea. Llego a mi
trabajo, me encuentro a varias personas. Algunas me saludan, otras sólo pasan
junto a mí, su mirada burlona me disgusta pero continúo
caminando. Sé que algo murmuran sobre mí, lo leo en su rostro pero como si no
me diera cuenta, sigo avanzando e ignoro sus risas sarcásticas. Les saludo como
saludo siempre. Llego a la escuela entro en la oficina, saludo, enciendo la
computadora y poco a poco entramos en materia de trabajo. Dos horas y llega el
receso, un espacio en el que tenemos que salir a vender en la cooperativa
escolar; veinte minutos más tarde
nuevamente en la computadora busco el documento que me ha pedido mi jefa, más
en ese preciso instante llega un padre de familia y sin poder concluir el
documento antes mencionado pues requiere
de una firma del director o responsable de la escuela.
Mis compañeras después del receso se marchan a desayunar y regresan
quejándose de que hay siempre lo mismo, y dicen que harán el firme propósito de
traerse o prepararse fruta o algo
hecho en casa, son sólo buenas intenciones porque la realidad es que a la hora
de levantarnos no tenemos suficiente tiempo para prepararlo.
Casi al final de la jornada abro mi correo electrónico y son varios
los mensajes que me han llegado algunos son de reflexiones otros son chistes y
documentos; también me llegan unas presentaciones para alegrar el ojo: son
de hombres musculosos y buenos por
donde los veas, como quien dice, me recreé la pupila y casi me quedo ciega de
ver esos cuerpazos de tentación.
Ya estoy pronta a salir de mi trabajo pero el reloj consume los
minutos, las horas, y aún no decido si camino hasta mi casa o espero el paso de
la combi. O en su defecto espero a las compañeras que tienen auto, pero me gana
el dolor de la rodilla, entonces espero que mis amigas me den un aventón hasta
el centro.
Camino de la esquina hasta mi casa, paso viendo que hay en la
verdulería ricas frutas y verduras prosigo al pasar por la carnicería también
me invita el aroma que surge de la paila en la que se están haciendo los
chicharrones. La tentación me gana y compro un cuarto de kilo, de paso compro
las tortillas y llego lista para hacerme un gran taco al que agrego una salsa
recién hecha junto con agua de limón fresca y reconfortante para quitar la sed
ya que el sol esta quemante y esplendoroso, nos lastima las pupilas teniendo
que usar gafas oscuras.
Después del delicioso taco llega el momento de limpiar los platos,
limpiar la mesa; en fin, dejar la cocina brillante, reluciente. Para al final
del día volver a hacer un café, esperamos la llegada del panadero para
comprarle una variedad de pan, conchas,
corazones o biscochos, campechanas, ladrillos, tacones imperiales, etc.
Antes de acostarme me interesa ver una entrevista en el canal dos que se llama
tercer grado y de repente me quedé mirando y escuchando y llega el momento en
que el cansancio me vence y me quedo profundamente dormida por lo qué ya no
puedo terminar de ver la entrevista. En mitad de la noche recuerdo y la
televisión encendida me levanto al baño y apago la tele.
Así que como todos los
días, espero un nuevo día un nuevo amanecer.
Nombre: C. Nora Ivón
Ortega González.
01/06/2012
Edad: 49 Años
Correo Electrónico: Noryivonee@Hotmail.Com
Biblioteca :
Guadalupe Martínez Ortega
Ciudad: Tételes de Ávila
Castillo, Puebla
Felicidades! admiro tu manera de manifestar tus ideas.
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