jueves, 28 de junio de 2012

Un mundo sin gente 11: EL FUTURO JARDÍN



Éste que pisas es un multijardín, tiene varios jardines en uno. ¿Has sentido en la boca el sabor del durazno? Algo así como cuando  pisas hojas frescas en el campo, eso es el primer jardín de la abuela Tina. Tiene tantas flores y colores que es como sentir en la piel los primeros rayos del sol después de una noche fría, un calorcito delicioso que te eriza la piel. Algunas plantas con hojas grandes y cerosas convierten en esferas luminosas las gotas de rocío que albergan. Las hojas diminutas son como miles de ojos que se asoman de la tierra. De entre las flores mi preferida es la Dalia; tiene una cara enorme con una cabellera ordenada que el viento no despeina, su cuello es largo y resistente. Las Tuberosas pasan de ser un húmedo camote, (después de dormir bajo el sereno de la luna), a convertirse en hermosas muchachitas de muchos colores, con pieles extremadamente jugosas y ácidas. La más poblada es la colonia de los Alcatraces que se yerguen pavoneándose por todo el corredor, con sus vestidos blancos y amarillos. Las reinas sin duda son las Rosas, de todos los colores inimaginables, como si estuvieras escuchando cientos de cantos. La dueña de la entrada es la Camelia, ella desde sus varios pisos de condominios, saca a las ventanas sus sonrisas aromáticas. En esta armonía de fragancias, la acompaña la Madreselva  que con sus florecillas diminutas extiende un manto vaporoso de dulcísimo perfume por toda la noche del jardín.

Hay muchas flores coloridas y entre Geranios, Pensamientos, Aretes y Perritos se levanta otro jardín, el de los estrevejos antiguos, cosas que se usaban antes de que ocurriera el gran temblor que derribara la casa vieja. A la entrada de un cuarto derrumbado crece una mata de sillas de bejuco apiladas, están maltrechas y rotas pero conservan su buena madera y porte. En el fondo, en unas repisas germinan, del más grande al más chico, una fila de frascos de vidrio y latas de aluminio. Por aquí y por allá, como hongos, cajas de cartón que guardan libros, papeles y cosas. En el centro hay dos tambos de plástico que contienen un tesoro: telas antiguas de diferentes colores y texturas con olor a viejo, olor a la humedad de los años, además de un gran número de pañoletas. Hay en ese lugar un objeto muy codiciado, una báscula oxidada con sus pesas de kilo, medio y un cuarto.

Después en el segundo patio se encuentra el futuro jardín, una gran parte de espacio llena de macetas y botes con tierra de monte que esperan la semilla, el piececito, el camote o la mata, dependiendo de la época del año, esos que serán flor.

Entre los tres jardines anteriores está el increíble jardín frutal, en una superficie como de 3 m. por 2 m.; alegres se levantan las ramas de dos ciruelos de frutos amarillos, dos ciruelos de frutos rojos, dos perales de flores blancas, dos manzanos, dos duraznos y un limonero, todos rebosantes de frutos que de tantos, caen al suelo para recibir a las visitas.

Laura Montiel Ugarte
Biblioteca “Hilario Galicia Rodríguez”
Cd. Serdán, Pue.

2 comentarios:

  1. hola sabes me recordaste a el jardín de mi mamá y es muy bonito disfrutar de la naturaleza a flor de piel y sobre todo momentos de tranquilidad y relajación.

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  2. hola sabes me recordaste a el jardín de mi mamá y es muy bonito disfrutar de la naturaleza a flor de piel y sobre todo momentos de tranquilidad y relajación.

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