En pobre choza a
orillas del basurero Vivian los esposos Trapejo. Todo el día el señor Trapejo
recogía de la basura; latas vacías para venderlas en las fábricas que reciclan
metal: todo el día la señora Trapejo buscaba trapos que lavaban y amarraban en
grandes pocos para que las artesanas del pueblo tejieron sus cobijas de colores
Los
esposos Trapejo tenían una hija con una condición física, que le impedía
caminar. La niña tenía muchas ganas de caminar y de salir a jugar como los
otros niños. Los señores tenían que trabajar muy duro ya que la medicina y el
tratamiento de su hija era muy caro. El señor Trapejo hacia otros trabajos para
traer a casa más dinero, él era carpintero y electricista entre otras cosas. La
señora vendía en el mercado comida tradicional su hija le ayuda a cobrar.
La niña
ansiaba con ir a la escuela ya que no podía ir debido a que sus papás no
ganaban lo suficiente para darle las dos cosas sus medicinas y su educación.
Ella le rezaba con su corazón y pedía caminar, y con ir a la escuela. Ella
decía que cuando estaba grande ella iba ser doctora para poder ayudar a
personas como ellas y niños que no tiene dinero, para poder pagar una visita al
doctor.
Un día
mientras estaba con su mamá en el mercado, una señora se acercó a comprar. Sin querer escuchó lo que la
niña le preguntaba a su mama, “¿mamá ya mero podre ir a la escuela?” La señora
les pregunto por qué la niña no iba a la escuela. La señora Trapejo dijo,
“señora mi hija no va a la escuela porque no ganamos lo suficiente para
mandarla y para comprar sus medicinas y tratamiento.” La señora les dijo que
ella era doctora que si ellos se
los permitía ella podría ver a su hija sin costo alguno, que ella les podría
recomendar un lugar donde le podrían dar las terapias a su hija donde no pagan
nada. La niña y su mamá con alegría le dijeron que sí. La señora Trapejo dijo que nada les
haría más feliz que su hija caminara.
La doctora ayudó a la familia
Trapejo. Y con el tiempo y las terapias la niña poco a poco pudo dejar la silla
de ruedas. Primero anduvo con una andadora para darle seguridad, ya que era su
primera vez caminando. Luego anduvo con unas muletas, cuando ya logró tener un
poco más de fuerza. Hasta por fin caminar sin ningún tipo de aparato.
La doctora se había encariñado mucho
con la niña que le propuso ayudarla con sus estudios, siempre y cuando ella le
echara muchas ganas con sacar muy buenas calefacciones, la niña llorando le dijo que sí, que ella no había estado en la escuela y que sería su primera vez.
Belen Cielo Rueda
Biblioteca pública regional no.508 Mtro.
Vicente t. Mendoza
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