A la espera de la palabra exacta, todas las demás se duermen.
Cierran sus grandes ojos, acallan sus armónicas vibraciones.
Las llamo con las manos abiertas aunque sé que no puedo tocarlas,
las busco con los ojos aunque sé que nunca las veré,
y la que espero no llega, no sé cómo asirla.
Esperaré con los labios abiertos talvez llegue en forma de voz.
Laura Montiel Ugarte
Cd. Serdán
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