Veo
Un nuevo amanecer con una puesta de sol. El
corre-corre de la gente desde buena mañana sale al trabajo o las monjas
pasan para ir a misa. Otra vecina
sale a barrer la calle, jóvenes y niños van a la escuela. Por supuesto el
gasero, el del agua purificada, el señor de los jugos que llega a las 7am, una
anciana que todos los días pasa con su diablo vendiendo plantas, un viejo
carpintero barbón y sucio. La señora hace tortillas y su esposo acarrea su bote
de nixtamal. Sus hijos llegan de la escuela en los autos a gran velocidad pues
algunas mamás encopetadas como todos los días se les hace tarde para dejar sus
hijos. Me veo a mí misma barrer la calle saludando a quien pase deseándoles
buen día pero también veo que vivo
y estoy sana de mente y cuerpo y eso es ver y vivir a Dios gracias.
Escucho
El canto de los pájaros al despertar, la reja
del vecino que ya se va, la cotorra de la vecina pidiendo de comer ó sea un
loro que habla, la primera campanada de la iglesia llamando a misa a las 7am.
El ruido del molino los pasos de la gente en la calle, mi tía que todo el día
habla, las quejas de mi cuñada de su marido, las noticas del día, el ruido de
mi lavadora, los buenos días de la niña que me ayuda, mi corazón cómo late.
Huelo
El olor del
drenaje que pasa atrás de mi casa, los orines del viejo carpintero que cuando
pasa hay que aguantar la respiración para no caer desmayada (ji, ji) A mi
vecina lo rico que guisa, la tierra húmeda, uno que otro señor y joven bien perfumado.
Siento
Dicha de ver a mis hijos y nietos sanos la paz
que he logrado en mi ser interior y a no sufrir por los engaños de mi esposo,
enojo por lo que vivimos injustica pobreza, el no valorar nuestro entorno. Tristezas,
he perdido a mis padres, hermanas y mi mejor amiga ó sea consejera, no soy muy
afecta a salir. Me gusta mi casa: arreglarla, que esta armonizada, me gusta
cuando alguien me visita y percibe la paz que brinda mi hogar, soy platicona en
ocasiones me gustaría ser una hada para ayudar. No soy tan joven, ni vieja pero
mi camino en la vida me ha llenado
de sabiduría para entender que todo tiene un motivo y razón y que cada
sufrimiento nos fortalece y hace crecer como ser humano, pues lo más valioso en
cada ser humano es su esencia. Por eso trato de vivir hoy solo hoy y darle
gracias a Dios por lo bueno y malo de mi vida. Eso me ah permitido ser lo que
soy hoy, una mujer fuerte.
Ana Rosa
Ortiz Hernández
Biblioteca: Israel Gómez, Xicotepec, Puebla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario