LA OSCURIDAD
Mamá dijo: —Quédate aquí que no me tardo.
—¿Me lo prometes, mamá?
—¡Claro que sí! Sólo voy a comprar
un kilo de arroz para la cena. Ella mintió. No regresó. Me quedé sola. Entré al
supermercado. Entré. Salí. Volví a entrar. Salí otra vez. Lloré. Busqué a mi
mamá. Mi mamá desapareció. Me fui caminando por la banqueta.
—Mamá—, grité-. Mamá. Mamá. Mamá.
La soledad cada
vez más intensa. El miedo aumentaba. Me cansé. Me senté en la plaza. El mundo
creció alrededor de mí con la soledad. Me asustó. Las personas vienen y van.
Todos tienen prisa. Huyen. Me evitan. No quieren saber nada de mí. Estoy sola.
La plaza crece. La noche llega. No hay más estrellas. Sólo nubes negras ruedan
por los cielos. Los relámpagos me hacen correr. Tengo miedo.
Me quedo sola
esperando sentada sobre la banqueta, no quería creer que esto me estaba
sucediendo. De pronto me quedo dormida y no supe más de lo que estaba
ocurriendo en mí alrededor.
Al despertarme
por la mañana, me di cuenta que estaba rodeada de gente de diferentes lugares,
que me ofrecían su ayuda, me ofrecían bebidas y alimentos. Suponiendo yo que
era por mi mal aspecto, ya que mí ropa estaba sucia y deteriorada. Pero me
asusté, así que salí corriendo de entre ellos y me fui a casa. Pasaron los años
y yo sigo aquí en casa, frustrada en la oscuridad de aquel día en el que mi
madre se marchó. Ese día fue frustrante pues tan sólo tenía 5 años de edad y no
sabía qué hacer estando yo sola, aquí en la ciudad.
Cada noche sigo
esperando sentada ahí en el mismo lugar de hace 10 años, sigo esperando el
regreso de mi madre, que hasta ahora no llega, pero no me daré por vencida,
porque sé que ella jamás me dejaría sola. Mientras no llegue sigo viviendo en
la oscuridad de la frustración y miedo que aún me causa el estar sola.
Margarita Tlachino Azcatl, Santa María Coro nango Puebla,
Biblioteca Pública Municipal Héroes de la Revolución Mexicana,
No hay comentarios:
Publicar un comentario